Habitualmente nos movemos en una zona propia donde nos sentimos seguros, donde habitualmente desarrollamos nuestras rutinas y nuestra vida, es nuestra “zona de confort”. Pero ¿Qué es la zona de confort? Es un espacio seguro, física y psicológicamente, donde no arriesgamos pero tampoco crecemos. Es nuestro cordón seguro construido a nuestro alrededor. Y, ¿Qué conlleva tener esa zona de seguridad? Este espacio nos da seguridad, nos hace estar estable, pero puede ser la excusa perfecta para no arriesgarse, no crecer y, en definitiva… no vivir.
No siempre es fácil encontrar el equilibrio entre las dos zonas, pero si sales de tu zona de confort puedes conseguir grandes cosas que creías increíbles de realizar. Una “zona de pánico” que tenemos muchos de nosotros, es comenzar a realizar ejercicio ¿Quieres salir de tu zona de confort y unirte al deporte?
¿Por qué debemos autoobligarnos a explorar más allá de lo conocido? ¿Qué aprendemos si salimos de nuestra zona de confort? No podemos pasar toda la vida haciendo lo mismo… la mente para sentirse activa debe experimentar, disfrutar con novedades, aumenta la creatividad...
Muchas veces, practicar deporte está dentro del “terreno desconocido”, y, a nuestra mente le aterroriza aquello que no conoce. Nuestra consciencia por defecto es comodona. Así que... ¡Vamos a tener que esforzarnos!
Pese al bombardeo de información sobre los numerosos beneficios que nos aporta el ejercicio, a veces, nos cuesta mucho comenzar cualquier tipo de entrenamiento físico. Requiere voluntad pero es posible.
Según datos publicados en febrero de 2018, la OMS constató que las mujeres practican menos deporte que los hombres. Seguramente, este dato no nos sorprenderá, ya que, está causado por la desigualdad de género existente en el mundo a lo largo de los siglos. Sin embargo, esta tendencia está cambiando a pasos agigantados.
A lo largo de la historia del mundo el deporte y la actividad física han estado estrechamente relacionados con la figura masculina. Por lo tanto, el universo femenino tenía muy lejos de su zona de confort al deporte. La carga laboral y familiar de las mujeres adultas, y sobre todo las que son madres, condicionaban y limitaban el tiempo libre para la práctica deportiva. No obstante, los roles sociales y los prejuicios nos hacían creer que el deporte solo formaba parte del universo masculino.
Otra de las posibles causas para no practicar deporte, es la falta de motivación debido a las escasas referencias en la alta competición. No obstante, cada vez más existen referentes deportivos de mujeres que se superan día a día. Uno de los proyectos que da visibilidad a esas deportistas es la plataforma #ellassondeaquí donde se trabaja para hacer visible lo invisible. Porque “el deporte al igual que la educación, puede contribuir a que las niñas participen en la sociedad con igualdad.”
Es posible que realices algunos estiramientos a veces, en ocasiones es posible que vayas a caminar o a nadar… pero, eso está dentro de tu zona de confort porque lo haces en los momentos que quieres y con una intensidad que no te exige demasiado.
¿Has probado a efectuar ejercicios que no realizas habitualmente y sobre los que tienes menos control? Estos entrenamientos son los que realmente te van a aportar un plus en aquellos objetivos para los cuales haces deporte: perder peso, tonificar músculos, ganar masa corporal…
¿Dudas si podrías aguantar una clase de spinning? Si no te retas y te arriesgas, no lo sabrás nunca. Es cierto que va a suponer un esfuerzo e incluso puedes desesperarte, pero con empeño lograrás aquello que te propongas. Descubrirás un nuevo "yo" con mayor autoestima gracias a salir de tu zona de confort.
Ahora que ya te has decidido solo falta que decidas que rutina se acopla más a tu forma de vida. Te damos algunos ejemplos para que puedas comenzar a elegir. Veámoslos.
Es, probablemente, el deporte que nos ayuda a quemar más calorías. Igual que la marcha, puedes hacerlo en cualquier lugar y en cualquier momento del día. Te permite recuperar la resistencia física, pero cuidado: hay que estirar muy bien antes y después del entrenamiento.
Probablemente hayas oído hablar mucho de este deporte, pero, seguramente no conoces sus beneficios. Entre algunos de ellos tenemos ejercitar la movilidad articular, mejorar la postura corporal, aumentar la elasticidad, etc.
Esta actividad es una nueva tendencia importada de Estados Unidos donde se une el fitness con la danza clásica para trabajar el refuerzo abdominal, estiramientos corporales y elongaciones. Su amplia gama de movimientos articulares vienen perfectos para nuestra movilidad. Es probable que de pequeña hicieras ballet, por lo que además te unirá con recuerdos de la infancia.
No nos podíamos olvidar de esta milenaria disciplina que lleva ayudando a millones de personas en todo el mundo. Sus movimientos y posturas te harán sentir un beneficio casi inmediato en cuanto a respiración, relajación, descanso muscular y postura corporal.
Este es un ejercicio fantástico si no tenemos lesiones en las articulaciones. Es cierto que exige, pero ¿quién no ha saltado a la comba alguna vez? Con un poco de paciencia e ilusión podremos realizar este divertido ejercicio que, puede llegar a quemar diez veces más calorías que el mismo periodo si corremos.
Y si no tienes mucho tiempo, aprovecha cualquier excusa para subir escaleras. Hay muchísimos parques que cuentan con escaleras. Aprovéchalas.
Fortalecerás y tonificarás tus músculos y estarás ejercitando el sistema cardiovascular a la vez que desarrollas fuerza y potencia.
Cuando nos ejercitamos liberamos sustancias que logran que nuestro estado de ánimo mejore. Lo importante es comenzar poco a poco y alimentarte de una manera sana para poder recuperar la resistencia. Aprovecha el buen tiempo ¡Ánimo, que tú puedes!