¡Qué rica la fruta! Su sabor dulce y su frescor son los motivos principales por los que la fruta no se desprecia tanto como otros alimentos, pero aún y así, no se consume la cantidad diaria que se recomienda. Vamos a ver qué diferencias hay entre frutas frescas y frutas secas y qué nos aportan cada una de ellas.
¿Qué diferencia hay entre la fruta fresca y la fruta seca? Lo cierto es que sobre la fruta fresca sabemos mucho, en cambio sobre la fruta seca, pese a ser fruta, se han creado ciertos mitos a su alrededor que no son del todo ciertos.
La fruta seca es aquella fruta que por acción del calor ha perdido un 20% de su peso, y por eso, se ha reducido su tamaño. En consecuencia, sus nutrientes se han concentrado, por lo que es conveniente tener esto en cuenta, sobre todo a la hora de valorar el poder calórico entre estas. Si una pieza de fruta fresca con un peso de 100g tiene 50 kilocalorías, hay que tener en cuenta que esta misma fruta desecada aporta estas 50 kilocalorías en 25g de producto.
Esta es la principal diferencia entre los dos tipos de fruta. Vamos a ver alguna diferencia más.
En realidad, ambos tipos de fruta aportan vitaminas. Sólo cabe destacar que, en el caso de las vitaminas hidrosolubles, es decir, las vitaminas que necesitan agua para mantenerse estables, estas, por efecto de este calor y desecación, se pierden. Estas vitaminas son la C y las vitaminas del grupo B.
Ya hemos visto que las diferencias son mínimas respecto a los nutrientes que aportan las frutas. En el caso de la fruta seca, aportan de la misma manera fibras, minerales y vitaminas, salvo las hidrosolubles, por lo que son otra opción a valorar en el caso de que no se haga un aporte suficiente de fruta fresca.
Lo cierto es que se debe priorizar la fruta fresca por su mayor aporte en vitaminas. La ración recomendada de fruta fresca diaria es de 3 piezas, como mínimo. Una pieza equivale a una manzana, o 2 kiwis, o un tazón de fresas o 4 nísperos… dependerá del tamaño y tipo de fruta.
Es recomendable que esta fruta fresca se consuma entera ya que si hacemos zumo con ella perdemos algunas de sus propiedades, como la fibra que nos aporta de manera natural.
Sobre la fruta seca, es un alimento muy adecuado para incluir como snack saludable entre horas. Una ración de unos 25g puede acompañar por ejemplo a un yogur y hacer una merienda o media mañana más completa. Es la manera de aportar estas vitaminas y minerales de forma rápida y cómoda. Son fáciles de llevar y se conservan mucho mejor que la fruta fresca ya que no necesitan frío ni una manipulación especial para ser transportadas.
Para conseguir una buena distribución diaria de estos alimentos, puedes hacer lo siguiente:
También puedes añadir las frutas tanto frescas como dulces a tus preparaciones para la comida o cena, por ejemplo, en recetas frías como ensaladas, en las que suelen dar un toque dulce y enriquecen con sus nutrientes estos platos.
¡No hay duda! Ambos tipos de fruta son frutas adecuadas para el consumo diario. Solo hay que tener en cuenta las cantidades y priorizar la fruta fresca por encima de la fruta seca. ¡Disfruta del dulzor de estos alimentos saludables!